Geria - Francisco Zarandona
Francisco Zarandona - Valladolid (1868-1915)
Ya no
¿Por qué quieres que te quiera
si tú no me has de querer,
y, cuando más te quisiera,
me habías de aborrecer?
¿No sabes que te he querido
con delirante pasión,
y que sólo he conseguido
destrozarme el corazón,
y agitarme en los vaivenes
del viento de tus rigores
que apagó, con sus desdenes,
el fuego de mis amores?
Bien. Pues pedirme cariño
cuando recuerdas todo eso,
es tratarme como á un niño
y engañarme con un beso.
Y no puedo comprender
que me recuerdes en calma
y que no llores al ver
que me has arruinado el alma,
cuando van haciendo nidos
en tu corazón deshecho,
los pedazos corrompidos
de mi apolillado pecho.
No pidas amor. Ya es tarde
para probar nueva suerte.
Voy siendo ya tan cobarde
que no me atrevo á quererte;
y si, un día, me atreví,
y te llegué á idolatrar,
y, con ciego frenesí,
te alcé en mi pecho un altar,
hoy, cansado, dije: «basta
de amores y de pesares».
Me declaré iconoclasta,
tiré al suelo los altares,
y, con los santos en guerra,
tuve salvajes rigores,
y meti bajo la tierra
los santos de mis amores.
Desiste, pues, de tu empeño
que va á salir malogrado:
mira que mi amor fué un sueño
y que ahora que he despertado,
ni me ablandan tus enojos
ni tu furia me sofoca,
ni me hacen sentir tus ojos
ni me hace gozar tu boca,
Ahora debo enmudecer
porque quiero hacerme fuerte:
voy á volverte á querer
y ya no quiero quererte.
Con odio, amor sustituyo,
y, ante ti, callar prefiero...
porque, si sigo... ¡concluyo
diciéndote que aún te quiero!
(Recogido en el libro “Antología de poetas vallisoletanos modernos” – Biblioteca Studium – 1914)
Ya no
¿Por qué quieres que te quiera
si tú no me has de querer,
y, cuando más te quisiera,
me habías de aborrecer?
¿No sabes que te he querido
con delirante pasión,
y que sólo he conseguido
destrozarme el corazón,
y agitarme en los vaivenes
del viento de tus rigores
que apagó, con sus desdenes,
el fuego de mis amores?
Bien. Pues pedirme cariño
cuando recuerdas todo eso,
es tratarme como á un niño
y engañarme con un beso.
Y no puedo comprender
que me recuerdes en calma
y que no llores al ver
que me has arruinado el alma,
cuando van haciendo nidos
en tu corazón deshecho,
los pedazos corrompidos
de mi apolillado pecho.
No pidas amor. Ya es tarde
para probar nueva suerte.
Voy siendo ya tan cobarde
que no me atrevo á quererte;
y si, un día, me atreví,
y te llegué á idolatrar,
y, con ciego frenesí,
te alcé en mi pecho un altar,
hoy, cansado, dije: «basta
de amores y de pesares».
Me declaré iconoclasta,
tiré al suelo los altares,
y, con los santos en guerra,
tuve salvajes rigores,
y meti bajo la tierra
los santos de mis amores.
Desiste, pues, de tu empeño
que va á salir malogrado:
mira que mi amor fué un sueño
y que ahora que he despertado,
ni me ablandan tus enojos
ni tu furia me sofoca,
ni me hacen sentir tus ojos
ni me hace gozar tu boca,
Ahora debo enmudecer
porque quiero hacerme fuerte:
voy á volverte á querer
y ya no quiero quererte.
Con odio, amor sustituyo,
y, ante ti, callar prefiero...
porque, si sigo... ¡concluyo
diciéndote que aún te quiero!
(Recogido en el libro “Antología de poetas vallisoletanos modernos” – Biblioteca Studium – 1914)
Fotos realizadas en Diciembre de 2017
Comentarios
Publicar un comentario